Aunque los alimentos y medicamentos deberían actuar conjuntamente para curar o aliviar dolencias o males, no siempre es así y algunos hacen el efecto contrario, es decir, hay alimentos que bloquean los efectos de los medicamentos, y al revés, también hay fármacos que impiden al organismo absorber los nutrientes de la comida.
Es lo que se conoce, en términos médicos, como “efecto adverso”. Pero no siempre son negativas, ya que, en ocasiones, tomar un comprimido con las comidas potencia la eficacia del principio activo o reduce los efectos secundarios.
Medicamentos que hacen mala reacción
Entre los medicamentos que hacen mala reacción e impiden la normal absorción de los nutrientes presentes de manera natural en los alimentos se encuentran:
-Los anticonceptivos orales: disminuyen la absorción del ácido fólico y de la vitamina B12.
-Diuréticos: con ellos el potasio se elimina con mayor rapidez al aumentar las ganas de ir al baño. Los expertos recomiendan aumentar el consumo de alimentos que contengan este nutriente como naranjas, plátanos, tomates, espinacas y maíz.
-Los medicamentos para la úlcera (cimetidina y ranitidina, por ejemplo), aunque reducen la acidez del estómago, absorben el alcohol mucho más rápido, con lo que hay que llevar especial cuidado de no mezclar alcohol con este tipo de fármacos.
-Los antiácidos que contengan derivados del aluminio pueden ser incompatibles con el fósforo (fundamental para el tejido óseo). Hay que tener cuidado con su ingesta, ya que el cuerpo puede eliminar todo el fósforo y debilitar nuestros huesos.
-Algunos antibióticos como la eritromicina y los medicamentos que se usan en quimioterapia pueden provocar náuseas, vómitos y diarrea, lo que impide retener los nutrientes durante el tiempo suficiente para su total absorción. Éstos últimos (los medicamentos de la quimio) también irritan el recubrimiento interno de los intestinos, dificultando más la absorción de nutrientes.
-Las anfetaminas y sus derivados, como la “fenfluramina” (que se usa en algunos productos adelgazantes) reducen el apetito de forma drástica.
-Los antiácidos reducen la capacidad de absorción del hierro, puesto que un estómago ácido absorbe mejor este nutriente y dicho fármaco altera su acidez natural.
¿Qué pasa con ciertos alimentos?
-Hay determinados alimentos o bebidas que potencian o suavizan la acción de los efectos de los medicamentos. Así, la cafeína (presente en los refrescos de cola y en el café) o el té reducen los efectos de los antihistamínicos y de algunos antidepresivos, aunque aumentan los efectos excitantes (insomnio, nerviosismo o temblores) de otros fármacos para combatir los resfriados, puesto que ya de por sí contienen algo de cafeína además de descongestivos.
-Las bebidas ácidas, como todo tipo de refrescos y zumos suelen hacer mala reacción, neutralizando los efectos de ciertos antibióticos, como la penicilina, la amplicilina y la eritromicina.
-También hay algunos fármacos y alimentos que presentan una estructura química similar. Si se consumen juntos, el organismo “se lía” y no sabe qué ha de hacer con cada uno de ellos. Por ejemplo: la ingesta de warfarina (anticoagulante) y vitamina K (que permite la coagulación de la sangre). Si se toma este anticoagulante y verduras de hoja verde (ricas en vitamina K), se contrarrestan los efectos del medicamento.
-Del mismo modo, es posible que alimentos y medicamentos creen enlaces entre sí que den lugar a compuestos insolubles, que el organismo no puede absorber y, en este caso, se absorberán también menos nutrientes de la comida y el fármaco en cuestión será menos eficaz. Un ejemplo bastante conocido: el calcio de los lácteos, al unirse al antibiótico “tetraciclina”. El cuerpo se encarga de expulsar ambos elementos rápidamente.
