Ya sabemos que el sol (tomándolo con cuidado) puede suponer una gran fuente de vitamina D para nuestro organismo, además de llenarnos de energía y vitalidad y proporcionar a nuestra piel algo de color. Sin embargo, hay ocasiones en que, en combinación con cierto tipo de medicamentos, puede causar efectos no deseados en nuestra piel.
Pero no a todas las personas los medicamentos les causan reacciones alérgicas en la piel: sólo le ocurre a aquellos que tengan una especial sensibilidad a los componentes químicos con los que estén fabricados los fármacos. Por ejemplo: hay cremas que en contacto con la radiación generan daños en la piel que derivan en manchas, rojeces, ampollas e irritaciones alérgicas.
¿Por qué ocurre esto?
Los fármacos que generan reacciones alérgicas en la piel son conocidos como “medicamentos fotosensibles” que, con la absorción de los rayos UVA, causan un aumento de la sensibilidad cutánea que deriva, como mencionamos antes, en rojeces, manchas, ampollas… aunque nunca antes nos haya ocurrido.
Se debe, principalmente, a su capacidad de absorción, puesto que dichos medicamentos se impregnan de rayos solares (al igual que la piel) pero generando un efecto perjudicial (a la par que antiestético) en nuestra dermis.
¿Es peor el remedio que la enfermedad? ¿Qué hacemos: dejamos el tratamiento o nos encerramos en casa cual vampiro hasta que llegue el invierno? Si te han recetado el tratamiento, síguelo, no lo abandones por tomar el sol. Si tu piel reacciona con rojeces o alergias, lo más lógico, evidentemente, será no tomar decisiones por tu cuenta sin consultarlo con tu doctor.
Medicamentos con los que has de llevar cuidado
Algunos pueden formar parte de un tratamiento crónico o largo. Otros los ingerimos únicamente para tratar dolores puntuales. Sea como sea, si te vas de vacaciones a la playa o si vives en algún lugar especialmente soleado, lleva cuidado con este tipo de medicamentos:
-Las cremas con corticoides: son antiinflamatorios que se aplican en la piel en forma de crema (generalmente para tratar la dermatitis atópica o picaduras). Aunque se usan para achaques puntuales y locales, últimamente su uso es muy popular en las consultas (sobre todo en las de pediatría), utilizándose hasta para los dolores más simples y leves. ¡Cuidado! Un uso excesivo, además de reacciones alérgicas cutáneas, puede causar otros efectos secundarios como aumento de peso.
-Los antihistamínicos: los protagonistas indiscutibles de la primavera, un básico para calmar los brotes de alergia primaveral y urticarias. Muchos de ellos pueden adquirirse sin receta médica, por lo que dependemos demasiado de su uso y, junto con el sol, pueden ser una gran bomba de relojería.
-Los anticonceptivos orales: hacen que tengas una mayor sensibilidad a los rayos solares, por lo que hay que tomar medidas durante todo el año. Donde más se puede notar la reacción es en la cara, así que no olvides aplicarte alguna crema protectora en el cutis.
-Los retinoides: presentes en casi todos los remedios para tratar el acné, disminuyen las defensas de tal modo que la exposición al sol puede resultar perjudicial durante alguno de estos tratamientos.
-Los antiinflamatorios no esteroideos: los más populares puesto que son los antiinflamatorios y analgésicos (orales o en crema) que ingieres o te aplicas cuando tienes un dolor de cabeza o de garganta, fiebre, inflamaciones, los dolores de la menstruación, dolores de espalda o ligeras contusiones. Y es que también abusamos bastante del Ibuprofeno, Paracetamol, Réflex…
-Los inmunomoduladores. Su uso no es muy corriente, pues se recetan para tratar enfermedades infecciosas o en caso de transplantes, ya que se encargan de aumentar (o disminuir) la capacidad del sistema inmunitario.
-Otros: se toman oralmente y su consumo cada vez es más habitual y popular. Se trata de algunos diuréticos, antibióticos y complementos para bajar el ácido úrico.
