De un tiempo a esta parte, el aceite de coco se ha convertido en un elemento muy utilizado, sobre todo, por aquellas personas que quieren llevar un estilo de vida más saludable. Sin embargo, la pregunta importante es si, realmente, este aceite posee esas virtudes, a la vista de sus resultados en determinados individuos.
Principales funciones del aceite de coco
El aceite de coco contiene una gran cantidad de ácidos grasos. Esto favorece la producción de energía y evita que se acumule grasa en zonas específicas del cuerpo. Por ello, es usado en las cocinas de aquellas personas que se encuentran en una fase de pérdida de peso.
Asimismo, el aceite protagonista de este artículo, a diferencia de otros, no hace que el organismo tenga unos niveles de insulina muy elevados, una vez se ha ingerido. Se podría decir, en consecuencia, que constituye una fuente de energía limpia y sana.
El 50 % de la grasa que contiene el aceite de coco es ácido láurico. Este ácido no resulta muy común en una alimentación habitual y tiene una función muy beneficiosa para el ser humano, que no es otra que fortalecer, de una manera extraordinaria, el sistema inmunológico, lo que tiene una especial eficacia contra los virus que se recubren de lípidos.
Efectos adversos de este mismo aceite
Sin embargo, en el otro lado de la balanza, hay que ver cuáles son los posibles efectos no deseables que puede llegar a tener el aceite de coco para la salud.
Como todo aceite que se precie (este no supone una excepción), no se debe confundir su consumo con una ingestión excesiva. De hecho, si se da este caso, puede suceder que el índice de colesterol malo aumente, llegando a unos niveles que pueden resultar muy perjudiciales.
Por otro lado, este aceite se encuentra estrechamente relacionado con el aumento de peso. Es cierto que esta correlación no se suele dar en personas que practican actividad deportiva con cierta frecuencia pero no cabe duda de que es un factor a tener muy en cuenta a la hora de seguir una dieta.
Continuando con la grasa que tiene, conviene señalar un hecho muy importante. Aquellas personas que tengan una piel grasa manifestarán una mayor tendencia a sufrir problemas de acné, sobre todo, en el rostro. En este caso, la mejor alternativa pasa por sustituir este aceite por otro con un menor contenido en grasa, teniendo en cuenta que los aceites se caracterizan, precisamente, por eso.
Dicho esto, será labor del dietista o nutricionista ajustar la dosis correcta de este aceite, de manera que los efectos secundarios y desventajas que tiene no influyan en los otros tantos beneficios que se pueden lograr gracias a su ingestión.