En televisión (así como en redes sociales) vemos anunciar mucho el agua micelar. Es la moda, el último grito en desmaquillantes. Seguro que no hay ninguna firma de cosmética ni laboratorio farmacéutico que no cuente con litros de esta solución para venderla. Seguro que en casi todas las casas las mujeres cuentan con un frasco de ella. Pero, ¿realmente es tan efectiva y maravillosa como dicen en la publicidad o se trata únicamente de una moda más?

Expertos en cosmética destacan que es un gran cosmético limpiador e inciden en que su uso es muy cómodo y sencillo. Basta con aplicar una pequeña cantidad en discos de algodón y aplicarlos sobre la zona a limpiar hasta que, por sí solo, retire el maquillaje. Una gran ventaja de este producto es que puede ser empleado en casi todo tipo de pieles y para limpiar todo el maquillaje, cosa que no ocurre con otros desmaquillantes que pueden irritar el cutis.

 

¿Qué es el agua micelar?

¿Qué es exactamente este líquido desmaquillante? Es agua con una solución de micelas (pequeñas esferas que son como imanes) que atraen hacia ellos y atrapan la grasa y la suciedad. A diferencia de las cremas, las micelas aquí están disueltas en una base acuosa (y no en grasa), por lo que limpian más en profundidad, abriendo más los poros y arrastrando la suciedad. La crema, en cambio, tapa los poros y no termina de ejercer bien la función limpiadora.

Los expertos lo tienen claro: aconsejan el agua micelar para retirar los restos de los cosméticos de nuestra piel antes que otros limpiadores o jabones que puedan ser más agresivos y resecar la piel. Recomiendan su uso especialmente en pieles grasas, pues otros geles irritativos pueden originar un efecto rebote, consiguiendo que aparezca más grasa. Además, al tratarse de agua, no provoca alergias ni intolerancias. Tampoco deja residuos en la piel por lo que, tras su aplicación, se pueden usar los productos cosméticos habituales.

Como su uso es tan cómodo, es una buena opción para las chicas perezosas a las que les cuesta desmaquillarse tras una noche de fiesta o un largo día de trabajo. Eso sí, hay que tener en cuenta que a veces no sólo se trata de mojar el algodón y colocarlo en la zona para que absorba el maquillaje. Otra ventaja que presenta es que tras su uso no hace falta aplicar tónicos, aunque sí loción hidratante.

 

Limitaciones

Tanta ventaja también tendría que tener alguna limitación. Y es que ante grandes cantidades de maquillaje o maquillajes grasos, el agua micelar se queda escasa, no es tan buen disolvente, por lo que se necesita una primera limpieza con una leche limpiadora u otro desmaquillante (no hay que deshacernos de ellos sólo porque usemos agua micelar) y después utilizar esta solución para limpiar totalmente la piel. 

Otra de sus limitaciones es que no limpia bien la máscara de pestañas de los ojos, por lo que para ello sí se hace necesario emplear un desmaquillante específico para ellos. Con la limpieza de los labios ocurre lo mismo: si el pintalabios es fijo o muy grasiento y cuesta quitarlo con agua, se ha de limpiar con uno especial.

Del mismo modo, los expertos señalan que, aunque no irrita el cutis tampoco se puede hidratar la piel con ella, por lo que igualmente será necesario el uso de una buena crema o loción hidratante

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