Las mascotas juegan un papel importante en una familia: es tal el apego y el cariño que se les coge que son como un miembro más de ésta y nos aportan grandes momentos de felicidad. Así, durante las dos últimas décadas han surgido diversas investigaciones sobre las interacciones entre animales y humanos que han puesto en evidencia que las personas que tienen mascotas gozan de mejor salud y son más felices que las que no. Veamos qué papel juegan los animales en nuestra salud.
Reducen el estrés y mejoran el estado de ánimo
Tras un día estresante, jugar con nuestro perro o gato ayuda a calmarnos y a mejorar el estado de ánimo al incrementar los niveles de serotonina, dopamina y oxitocina (hormonas clave en el ánimo). Los juegos con nuestra mascota también funcionan mejor que algunos medicamentos para tratar la presión arterial alta. ¡Ojo! Esto no quiere decir que haya que olvidarse de la medicación, sino que esto se trata de una ayuda.
Son tus entrenadores personales
Sacar a pasear al perro ya supone realizar algo de actividad física a lo largo del día, por lo que esta simple rutina sirve para mantenernos activos y alejarnos del sobrepeso. Pero, ¿qué pasa si no tienes un perro al que pasear? Si tienes otro tipo de mascotas como un gato, hámster, conejo… también te estás ejercitando, ya que has de realizar algo de actividad física (por pequeña que sea) para jugar con ellos.
Son de gran ayuda para socializar
Tus mascotas pueden ayudarte a hacer nuevos amigos. ¿Quién no te ha parado por la calle para comentarte lo bonito que es tu perro? O, seguro que cuando has acudido a algún parque con él, habrás entablado alguna conversación con los dueños de otros perros.
Son estupendos terapeutas infantiles
Las interacciones con animales son estupendas para el desarrollo de los niños. Los pequeños de la casa aprenderán a centrar su atención en sus cuidados, es decir, aprender que el cuidado de una mascota no sólo es responsabilidad de los padres: también es de ellos. También son especialmente beneficiosos para niños con problemas de desarrollo. Así, los niños autistas son capaces de interactuar con animales domésticos con total comodidad, lo que puede supone una gran ayuda para que se relacionen con otros niños y el hecho de acariciar al animal puede suponer un gran alivio. El manual de la Asociación Americana de Psiquiatría indica una ausencia de la tartamudez cuando los niños hablan con sus mascotas. Por último, el hecho de cuidar a una mascota también puede ser de gran ayuda para los niños con TDAH (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad).
Ayudan a apaciguar el dolor
En múltiples hospitales se está utilizando (y se está aceptando bien) la terapia asistida por animales (conocida como visitas a animales). Según un estudio de la Universidad de Loyola, las personas que se valen de este tipo de terapia mientras se recuperan de una cirugía necesitan menos medicación para el dolor. Además, los pacientes (y sus signos vitales) mejoran significativamente tras una de estas terapias animales.
Fortalecen el sistema inmunitario
Mientras más animales domésticos haya en casa, menos alergias desarrollarán los niños, además de ser menos propensos a padecer eccema. Además, al ayudar a reducir el estrés y los niveles de sustancias químicas nocivas como el cortisol, las mascotas contribuyen a fortalecer nuestro sistema inmunitario y garantizarnos una buena salud durante todo (o casi todo) el año.
Alivian el corazón
Los dueños de mascotas que sufren de ataques al corazón tienen mayores tasas de supervivencia que aquellos que no tienen mascotas gracias, no sólo a la actividad física con el animal, sino también a su mera presencia reconfortante. También reducen el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares al reducir los niveles de triglicéridos, el colesterol y la presión arterial sistólica.
Monitorean nuestra salud
Al igual que sienten los terremotos y catástrofes naturales y olfatean drogas, los animales pueden oler los cambios químicos del cuerpo humano, es decir, pueden detectar cambios en nuestra salud que nosotros mismos no notaríamos. Muchos animales están siendo entrenados para monitorear la salud de sus dueños con programas como Dogs4Diabetics. El resultado: se alarman cuando se reducen los niveles de glucosa en la sangre de sus dueños o cuando sienten la llegada de crisis epilépticas (en las que son capaces de advertir a sus dueños la llegada de dicha crisis e indicarles que se sienten antes de las convulsiones).