Desde hace varias semanas, en nuestro país no se habla de otra cosa: de lo perjudicial que resulta para la salud (y para el medio ambiente) el aceite de palma. Es perjudicial para la salud porque contiene un elevado porcentaje de ácidos grasos saturados (en torno al 50%). Su consumo en exceso aumenta la proporción de colesterol LDL (el llamado colesterol malo). También se asocia a la aparición de distintas enfermedades metabólicas.
El debate ha sido tan fuerte e intenso que, ahora, la presión social está consiguiendo la retirada de productos alimenticios que contienen este componente (bollería, pastelería, galletas, chocolates, cremas de untar, entre otros) de los supermercados. Los llamados productos procesados son los que más usan este ingrediente al ser una grasa barata y versátil.
En los últimos días, Supersano, una cadena de supermercados ecológicos, ha apostado por la salud de sus consumidores retirando de sus estantes todos los productos que contienen aceite de palma. Hay otras cadenas que se lo están planteando. Es el caso de Mercadona, Alcampo, Dia y Eroski, que no descartan eliminarlos. Sin embargo, la industria alimentaria advierte a todos ellos de que el aceite de palma es un ingrediente insustituible en algunos alimentos.
Para bebés y niños no es perjudicial
No obstante, hay un pequeño grupo de población para la que el ácido palmítico (que se obtiene principalmente de la hidrólisis del aceite de palma) no resulta perjudicial, sino todo lo contrario. Estamos hablando de bebés y niños. A pesar de todo, el uso del aceite de palma en productos alimenticios infantiles tampoco se quedó exento en el debate social.
La polémica saltó con un tweet de la conocida periodista Samanta Villar. En él, preguntaba a la marca Hero, concretamente a su línea especializada en productos infantiles Hero Baby, por qué incluían aceite de palma en la composición de sus alimentos si la calidad nutricional es baja y además perjudica al medio ambiente.
Presas de las redes sociales y de los miedos, un gesto tan simple como éste (las palabras de Samanta en sus redes) fue suficiente para que los padres ahora revisen las etiquetas de los alimentos de sus pequeños y muchos decidan no comprar más aquellos que contengan esta grasa, si bien algunos ya preguntaban a los farmacéuticos sobre este ingrediente antes de que la periodista y el CM de Hero Baby se enzarzaran en las redes.
Entonces, ¿por qué las leches infantiles contienen aceite de palma? El ácido palmítico es un componente muy importante en las leches de fórmula ya que la propia leche materna lo contiene y representa alrededor del 25% de los lípidos en su composición. A pesar de ser un ácido graso saturado, éstos también son necesarios para el organismo, aunque en menor proporción que los monoinsaturados y los poliinsaturados.
La doble cara de este ingrediente
Eso sí, hay que tener en cuenta que el aceite de palma tiene doble cara. Dependiendo de su procedencia, de su tratamiento (a una temperatura específica) y de su posterior conservación, la estructura del ácido palmítico será distinta y el resultado para el organismo será uno u otro. Así, el que proviene de la leche materna es, en su mayoría, beta-palmitato (entre un 60% y un 86%) y el que proviene de aceites vegetales (usado en los alimentos procesados) es alfa-palmitato.
¿Cómo influyen estas estructuras en nuestro cuerpo? El alfa-palmitato impide que el organismo absorba correctamente algunos nutrientes como el calcio y las grasas. Consecuencia de ello es que las heces de algunos niños y adultos son más duras que la de alguien que no ingiere nada que contenga esta fórmula.
De este modo, las marcas infantiles apuestan por diferenciarse incrementando la calidad de sus productos, añadiendo hasta un 45% de ácido palmítico en sus fórmulas pero en posición beta. Aunque en la leche humana está entre un 60% y un 86%, es mucho más saludable que si estuviera al 100% en alfa. Es en esto en lo que hay que fijarse a la hora de mirar el etiquetado de los productos: en que el ácido palmítico esté presente, en su mayoría, en beta y no en alfa.
