Para sentirse uno bien consigo mismo hay que prestar mucha atención a las señales que envía nuestro organismo, pues en muchas ocasiones éstas pueden ayudar a prevenir numerosas dolencias y enfermedades.
Los intestinos y el estómago se constituyen como una de las partes más delicadas del cuerpo humano. En el sistema digestivo se encuentra la denominada Flora bacteriana, compuesta por miles de especies distintas de bacterias vivas. Las hay tanto benignas como nocivas, y ambas habitan en perfecto equilibrio.
Pero una mala alimentación, un estilo de vida poco saludable, el estrés, el consumo de antibióticos o los cambios hormonales pueden alterar a dichas bacterias. Como resultado, se producen molestias como gases, hinchazón, pesadez, estreñimiento o, por el contrario, diarrea.
Para regular la flora gastrointestinal lo ideal es llevar una alimentación lo más saludable posible. Los alimentos ricos en fibra son los mejores aliados para mejorar el equilibrio de la flora gastrointestinal. Para ello, los expertos como médicos y farmacéuticos recomiendan ingerir dos platos de fruta y tres piezas de verdura y/o hortaliza diariamente, además de legumbres y cereales integrales. Además, el café verde puede ser otro complemento, al ser un gran depurativo que, además, ayuda a controlar la celulitis. El ejercicio físico, olvidar el tabaco y moderar el consumo de café también son de gran ayuda para nuestro estomago.
Los probióticos, grandes aliados
Existe un grupo de microorganismos, los llamados probióticos. Dos de los más conocidos son los Lactobacillus y Bifidobacterium, que hay que incluir en nuestra dieta necesariamente. Éstas pueden encontrarse de manera natural en algunos alimentos como la leche fermentada, yogures y en el chocolate negro. Su efecto puede verse reforzado con prebióticos, como la inulina, presente en los hidratos de carbono, que estimulan el crecimiento y la actividad de los Lactobacillus, restaurando la flora intestinal y favoreciendo el tránsito.
Pero no sólo pueden encontrarse en la comida. Los hay en forma de cápsulas, pastillas, sobres o ampollas en farmacias. Sin embargo, los boticarios recuerdan que no todos los probióticos son iguales y no funcionan del mismo modo para todo el mundo. Comparables a los antibióticos, cada uno tiene distintos efectos, así como una dosis establecida y una duración determinada.
Su uso depende de las necesidades de cada persona. En adultos, se aconsejan tanto para tratar la diarrea como el estreñimiento. En los lactantes, su uso mejora las dolencias de los cólicos. En caso de diarrea y gastroenteritis, el consumo de un probiótico como el Lactobacillus –junto con sueros orales- previene la deshidratación. Los farmacéuticos aconsejan seguir tomándolos unos días después de finalizar tratamientos con antibióticos que provoquen diarreas.
A pesar de ello, estos complementos alimenticios generan debate y controversia entre la población. Hay quienes acuden a la farmacia a adquirir estos productos y lo incluyen en su dieta como un suplemento más. Por el contrario, hay quienes defienden que lo mejor es tomar los probióticos de una forma más natural, ingiriendo alimentos que los contengan.