El invierno nos deja y la sequedad que se produce en la piel (bastante típica en esta estación del año) se va alejando. A menudo creemos que sólo hay que cuidar la piel en determinados momentos para combatir esta sequedad o algún eccema. En otras ocasiones nos centramos más en las dolencias de otros órganos del cuerpo. Pero esto puede suponer un error.
La piel es el órgano más grande de nuestro cuerpo y, por tanto, no está exento de contraer enfermedades o, peor aún: un cáncer. No sólo basta con lavarse la cara con agua y jabón o con ducharnos. Cada piel es un mundo, no hay dos iguales. Acné, sequedad, grasa, antiestéticas arrugas, rojeces, manchas solares, pieles blancas que necesitan mayor protección solar… Para que la piel luzca sana y bonita hay que cuidarla a diario con cremas específicas.
Cómo se hacen y qué miden este tipo de diagnósticos
En perfumerías e hipermercados podemos encontrar una gran variedad de cremas y mascarillas: antiacné, antiarrugas, cremas y lociones hidratantes de aloe vera o de aceite de oliva, entre otros muchos compuestos. No todos sus principios activos son adecuados para todas las dermis y, en ocasiones, hay que probar con muchos productos hasta encontrar uno que nos vaya bien. Pero, ¿cómo sé qué crema es la más adecuada según mi tipo de piel? La solución está en tu farmacia de confianza.
Allí puedes pedir que te hagan un diagnóstico de piel totalmente gratuito para crear una composición de crema personalizada y única para tratarla. Lo pueden realizar los mismos técnicos o bien contratar un servicio externo de dermocosmética, pidiendo cita previa. Hay que acudir con la cara lavada y desmaquillada y no haberse puesto ninguna crema en el cutis las dos horas anteriores, ya que esto podría falsear los resultados.
Para su realización se emplea una tecnología innovadora (Skin Care Assistant) con cámaras de alta resolución que consigue ver la piel milimétricamente para apreciar todo lo que se escapa al ojo humano y, de este modo, medir los 9 parámetros fundamentales que influyen en el aspecto de ésta para conocer cómo es y así poder cuidarla mejor:
• Hidratación: si es insuficiente las arrugas serán más visibles y aumenta su sensibilidad a los efectos negativos provocados por factores externos.
• Grasa: la tez tiene una acumulación excesiva de sebo porque las glándulas sebáceas producen más del que la piel necesita. Tiene brillos y se ven los poros grandes.
• Elasticidad: esta medida va en función de la edad.
• Arrugas: determina su longitud y profundidad.
• Manchas: tamaño y profundidad de rojeces.
• Poros: si son grandes y abiertos, el aspecto de la piel es apagado, graso y poco saludable.
• Rugosidad y tonalidad de la piel.
• Índice de sensibilidad.
• Riesgo de daño solar.
Tras la prueba...
Con los datos que se extraigan del diagnóstico, el experto entregará un informe con los resultados y los dermoconsejos personalizados para el cuidado de tu piel, así como de hábitos alimenticios y de vida. Este diagnóstico es fundamental para que el farmacéutico pueda realizar cosméticos personalizados con los principios activos adecuados instantáneamente.
Además de tu composición personalizada, los expertos podrán mostrarte y aconsejarte sobre la gama de productos de otras marcas que se adecúen a tu tipo de piel y así poder complementar mejor tu tratamiento.
Una ventaja de este servicio dermoanalizador es la revisión y el seguimiento. Los profesionales te darán citas de revisión para volver a analizarla y, de este modo, apreciar la mejora en la piel o, si fuese necesario, modificar el tratamiento. Cabe comentar que es recomendable realizar este análisis cada cierto tiempo y no sólo una vez en la vida, ya que con el paso del tiempo la tez va cambiando.
