Desde hace varios años encontramos en las estanterías de supermercados y grandes superficies muchos productos alimenticios que lucen con letra grande en sus envases términos como bajo en grasa, light, bajo en calorías, 0% materia grasa o sin azúcares añadidos. Cereales, galletas, salsas, yogures, postres, lácteos… Incluso chocolate. 

En una sociedad con una gran preocupación por cuidar el físico y la salud, este tipo de alimentos son, de por sí, un gran reclamo. Pero a nuestra propia elección (la de cuidarnos más) hay que sumar otro factor decisivo para la compra de estos comestibles: la publicidad. Y es que publicistas y medios de comunicación constituyen una gran alianza para bombardear masivamente a la población consiguiendo entrar e influir en nuestras mentes para decidir comprar un producto estándar u otro considerado más “light”.

 

En qué se diferencian

Al leer la etiqueta de un alimento “sin azúcares añadidos” comprobamos que contiene algo de azúcar, aunque se especifica que es el que naturalmente hay presente en el producto en cuestión. Pero, ¿realmente es así? 

Al quitarles parte de grasa, pierden palatabilidad. Es por ello que las industrias alimentarias añaden más azúcares, sal, almidón, colorantes y conservantes para que tengan sabor y resulten más agradables al paladar. En este caso lo que se está haciendo es sustituir la grasa por azúcares (tanto naturales como procesados y refinados) y colorantes, lo que le resta salubridad. Además, un estudio británico determinó que estos alimentos contienen un número de calorías similares a los productos normales, por lo que, al final acaba siendo mejor comprar el producto normal que el light o sin azúcares añadidos.

En estos alimentos no se agregan las calorías de la grasa, pero sí del azúcar. Calorías que se van acumulando en el cuerpo y pueden resultar tanto o más perjudiciales que las de la grasa. Porque, recordemos, uno de los nutrientes que necesita el organismo son las grasas, en pequeñas cantidades y no saturadas, que encontramos en alimentos como los frutos secos, el aceite de oliva, el aguacate, el atún, el salmón o las sardinas. Y estos productos, al ser altamente procesados son menos naturales, por lo que no todos contienen los nutrientes esenciales para el organismo, siendo muy importante leer detenidamente las etiquetas antes de decantarnos por un producto u otro.

A la hora de seguir una dieta, se recurre bastante a estos productos para llenar la cesta de la compra. Pero esto es un grave error, pues no por comer más productos light adelgazaremos más rápido (y mejor). Al contrario: la pérdida de peso incluso puede ralentizarse poniendo en riesgo nuestra salud, ya que aumentan los triglicéridos y disminuye el colesterol bueno, ocasionando problemas cardiovasculares en el futuro.

Hoy en día, la gran mayoría de los productos que consumimos son de este tipo. Lo mejor: hacer la compra en el mercado de abastos de tu localidad y comprar alimentos frescos y naturales, no productos refinados y de dudosa procedencia.

 

Algunos productos y recomendaciones de consumo

 

Salsas y aderezos para ensaladas

Contienen muchos azúcares y conservantes. Cantidad recomendable al día: una cucharada.

 

Yogures bajos en grasas

La cantidad de azúcar es mayor que la de un yogur estándar. Además, también contienen colorantes, conservantes, aditivos y sabores artificiales, nada saludables para el organismo. Una opción inteligente sería sustituir el típico yogur con salsa de frutas light por uno con frutas troceadas.

 

Barritas de cereales

Muy recurrentes para picar entre horas, contienen carbohidratos en los cereales y grasas buenas en los frutos secos pero también una gran cantidad de grasas saturadas. Para evitarlas, puedes preparar estas barritas en casa.

 

Bebidas isotónicas

Muy consumidas por deportistas. A pesar de aportar mucha agua y sales minerales que perdemos tras el ejercicio, también contienen hasta 20 gramos de azúcar por botella. 

 

Vinagre de Módena

Se usa mucho para aliñar ensaladas pero este vinagre contiene una doble cantidad de azúcar, tanto en el azúcar normal como en el jarabe de glucosa que se le añade. Una buena alternativa sería sustituirlo por el vinagre de vino de toda la vida o por limón.

 

 

 

 

 

 

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