El hierro es un mineral elemental en el cuerpo humano, ya que, al formar parte de la hemoglobina, es uno de los responsables de llevar el oxígeno a la sangre. En la alimentación es esencial el consumo de hierro para que el organismo funcione correctamente.
Existen dos clases de hierro presentes en los alimentos. El hierro hemo puede hallarse en los alimentos de origen animal, del cual el organismo cuerpo asimila una cuarta parte del total. El hierro no hemo se encuentra en los alimentos de origen vegetal y tan solo se absorbe entre un 3 y un 8 %.
El hierro en los alimentos
Por todos es conocida la creencia popular que afirma que las lentejas son uno de los alimentos que más hierro contienen. Un alimento puede contener mucho hierro, pero si no es asimilado por el organismo, no sirve de nada. La absorción del hierro de los alimentos es mejor si lo va acompañado con otros productos ricos en vitamina C, B6, B12, fósforo, calcio, cobre y ácido fólico. No es aconsejable el consumo de vino por sus taninos. Tampoco el café o la fibra, ya que inhiben la absorción de hierro por parte del organismo.
Si se desea aumentar los niveles de hierro en la sangre hay que decantarse por los alimentos ricos en hierro hemo, de origen animal, tales como las carnes rojas, el hígado o las morcillas. Las almejas y mejillones también son una fuente importante de hierro.
Grupos de riesgo
Las mujeres son un grupo de riesgo en relación con estados carenciales de este mineral. Aquellas que sufren una menstruación abundante o dismenorrea necesitan reponer los depósitos ferrosos para mitigar la falta de rendimiento, la fatiga y el cansancio que causa la falta de hierro. La anemia ferropénica la desarrollan casi el 80 % de las embarazadas que no toman un suplemento de hierro durante la gestación. Los adolescentes, ancianos y atletas también pueden desarrollar un déficit de hierro.
Tipos de suplementos férricos
El intestino es el encargado de regular la absorción de hierro. En el mercado se ofertan diferentes fármacos con este mineral. Uno de ellos es Fisiogen Ferro Forte, un suplemento de firosfato férrico recubierto por un liposoma. Este consigue que el intestino lo absorba directamente sin entrar en contacto con la mucosa gástrica.
Hay una diferencia significativa a la hora de tomar este medicamento en vez de otro. El problema de este suplemento es su precio, bastante más caro que el resto de fármacos disponibles y no lo cubre la Seguridad Social.
Por otro lado, está Kilor, compuesto de ferrimanitol ovoalbúmina. Posee una alta tolerancia gastroduodenal debido a la proteína férrica que contiene. Es por ello que se puede tomar después de las comidas, ya que la molécula presente no causa irritación al pasar por el estómago.